Los impuestos son medios arancelarios que le permite a los gobiernos poder hacer obras sociales dentro de su radio de acción; hasta allí todo parece perfecto, sin embargo, todos sabemos que cuando se aplica un impuesto los sectores pobres son los más afectados. En este sentido, en este post haremos referencia a la ley vetusta que imponía un impuesto a las ventanas de las viviendas.
Esta ley fue promulgada a finales del Siglo XVII, específicamente en el año 1696 por el Rey Guillermo III de Inglaterra; ya que en mencionado jerarca tenía la imperiosa necesidad de conseguir liquidez económica para compensar las pérdidas monetarias por la devaluación de su moneda. Por lo que se le ocurrió la grandiosa idea de imponer un impuesto por la cantidad de ventanas de una casa.
Ley Vetusta: impuesto a las Ventanas
Lo interesante de este impuesto es que su inventor decía que ese impuesto afectaría más a los ricos ya que tenían casas con mayor número de ventanas; ya que la implementación de la medida tributaria era de la siguiente forma:
- Si la vivienda tenía menos de 10 ventanas no pagaba impuesto.
- Si la vivienda tenía entre 10 y 14 ventanas pagaba 6 peniques.
- Si la vivienda tenía entre 15 y 19 ventanas pagaba 9 peniques.
- Si la vivienda tenía 20 ventanas o más pagaba 1 chelín.
La recaudación de este impuesto tuvo muchas dificultades para su recaudación durante la primera mitad del Siglo XVIII; ya que los propietarios de viviendas cubrían o pintaban las ventanas para no pagar dicho impuesto. Esto trajo como consecuencia que no se recogiera en impuesto el dinero estipulado. Por lo que el parlamento elevó la tasa del impuesto y prohibió camuflar las ventanas.
Para finalizar, debemos indicar que este impuesto a las ventanas trajo como consecuencia problemas de salud para la gente más pobre; incluso, este impuesto fue conocido como el robo a la luz y el aire de la población. Por lo que un siglo y medio después, específicamente en el año 1851 fue derogada esta ley, reemplazada por un impuesto a la vivienda.